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En nuestra capital también con motivo de la Festividad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen se celebraron diferentes cultos marianos. Empezamos la serie de galería con el besamanos que la Hermandad del Cister, la primera en rendir culto inmaculista a una dolorosa de la ciudad, celebró en su sede canónica del Convento del Santo Ángel en honor a la bellísima imagen de la Reina de los Ángeles.
La Señora presidía un elegante altar de besamanos con cuatro piñas en clavel blanco, escotada por sus dos particularísimos fanales y con el frontal de palio primitivo a modo de dosel. Lucía saya bordada en oro y sedas sobre terciopelo azul en la misma tonalidad que su manto de salida, para esta ocasión recogido a la cintura, así como un imponente encaje de bruselas primorosamente dispuesto alrededor de su rostro.
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