La pasada semana la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores celebró en el interior de su sede canónica la Parroquia de Santa Catalina Mártir los cultos cuaresmales en honor a sus titulares, con solemne triduo entre el 28 de febrero y el 2 de abril y un piadoso besapié a Jesús Nazareno durante toda la jornada de este último día.
En lo que al triduo respecta, se recuperó tras varios años el montaje de un altar efímero para los cultos en el altar mayor de la Parroquia, aunque en esta ocasión se optó por ubicarlo en la parte superior del mismo a los pies del retablo y conformado en su parte central por la imagen de Jesús Nazareno, bajo dosel en un oscuro terciopelo granate, y escoltado por las imágenes de la Santísima Virgen, que bajo la cordobesa advocación de los Dolores recibe culto por parte de esta Cofradía, y así mismo y de manera muy acertada la imagen de San Juan evangelista, en cuyo honor se levantase la capilla en la que recibe culto diario Jesús. Bajo esto y en el amplio escalón del presbiterio se situaba la imagen del Cristo Yacente, sobre un catafalco cubierto con la sábana ricamente bordada en cartulinas.
La cera se distribuía de manera muy elegante en los candelabros arbóreos en madera tallada del trono de la Virgen, la propia candelería del mismo y los hachones aunque con cera morada que escoltaban al Yacente. La flor elegida para el mismo fue el clavel rojo conformando cuatro piñas sobre jarras y en combinación con alelíes de la misma tonalidad para un centro a los pies del Señor Yacente.
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